- El modelo de desarrollo social exportado a Centroamérica se levanta sobre ejes de educación, salud y desarrollo productivo, y promueve una alimentación diversa y nutritiva, la participación comunitaria y el emprendimiento comercial local. Este proyecto piloto ya comenzó a ser replicado en comunidades de Guatemala y Honduras.
San Miguel Uspantán, Guatemala, abril de 2014.- Más de sesenta familias de la aldea Macalajau, ubicada en el Municipio de Uspantán, Quiché, en Guatemala, fueron protagonistas del masivo evento de cierre del proyecto “Piloto de huertas de autoconsumo familiar y comunitarias en Centroamérica”, implementado durante un año por la Fundación América Solidaria y financiado con el apoyo del Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa conjunta del Gobierno de Chile –a través de su Agencia de Cooperación Internacional (AGCI)– y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El proyecto piloto contribuyó a mejorar la calidad de vida de población indígena en condición de vulnerabilidad y exclusión, a través del establecimiento de un plan de acción por familia, del diseño de huertas familiares y comunitarias, de la compra de materiales, la implementación de tecnologías de producción, talleres de capacitación y actividades comunitarias.
Para llevar a cabo esta iniciativa se forjó una alianza estratégica con diversos actores gubernamentales y de la sociedad civil, donde fue clave la experiencia técnica del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, FOSIS, que ha implementado en todo Chile cultivos orgánicos de verduras y plantas medicinales en sectores sociales vulnerables.
“Las metodologías de autoconsumo y transferencias técnicas que el FOSIS ha instalado en países de América Latina y el Caribe han permitido elaborar nuevas políticas públicas convirtiéndolas en un tipo de exportación no tradicional de conocimientos”, afirmó Andrés Santander, Director Ejecutivo del FOSIS.
También participó el Centro de Innovación de Agricultura Sostenible en Pequeña Escala (CIASPE) de México, que incorporó elementos de agricultura biointensiva y técnica, mediante la cual es posible obtener altos rendimientos en poco espacio ahorrando recursos y protegiendo el medio ambiente.
A nivel local, fue fundamental el apoyo proporcionado por la Fundación Hábitat para la Humanidad, de Guatemala, que articuló la ejecución de la innovadora iniciativa en terreno y con las comunidades.
“Se lograron los objetivos y resultó exitosa la alianza público-privada generada en este proyecto de cooperación triangular. Se implementaron 63 huertas familiares y una de perfil comunitario demostrativo o semillero, y se estableció una organización dentro de la comunidad para su cuidado. Hoy 93 niños se están alimentando mejor en base a 13 alimentos diferentes”, señaló Magdalena Simonetti, Directora Ejecutiva de la Fundación América Solidaria Chile.
“La vanguardia en cooperación es integrar a nuevos actores que son específicamente el tercer sector, es decir, la sociedad civil, el sector privado y la academia. En Chile tenemos la fortuna de contar con una ONG como Fundación América Solidaria con la que compartimos valores y visión de superación de pobreza en Latinoamérica”, explicó el Embajador Jorge Daccarett, director ejecutivo de AGCI y Coordinador Nacional del Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza.
“El desafío es poder responder eficientemente a demandas de distinta naturaleza en forma oportuna con un foco en las áreas donde la experiencia chilena en el combate contra el hambre y la pobreza pueda servir como buena práctica o un modelo de aprendizaje para otros países”, agregó Antonio Molpeceres, Representante Residente del PNUD en Chile.
En el evento de cierre del proyecto piloto en Uspantán –realizado durante los días 6, 7 y 8 de abril– estuvieron presentes autoridades locales, el Cónsul de Chile en Guatemala, Daniel Ortiz, y representantes de las organizaciones involucradas y de localidades donde se comienza a trabajar con huertas comunitarias.
Este es el fin de un ciclo pero el inicio de uno nuevo, ya que este año la iniciativa está siendo replicada en las comunidades de El Canaque en Guatemala, y Arena Blanca y Triunfo de la Cruz en Honduras, por lo que el encuentro fue una oportunidad de traspaso de conocimiento e intercambio de experiencias en terreno.
Éste proyecto fomenta la soberanía alimentaria y el fortalecimiento de las comunidades teniendo como ejes la educación, la salud y el desarrollo productivo. En la aldea de Macalajau, las familias han podido diversificar su alimentación y ya no consumen sólo porotos y maíz sino que también zanahorias, rábanos, nabos, remolachas y lechugas, entre otros vegetales; varias de ellas también poseen huertos de hierbas medicinales y otras han logrado comercializar las hortalizas.
“Ya no vamos a ir al mercado porque vamos a tener aquí en casa. Vamos a seguir sembrando para que siempre el huerto esté como está ahorita”, afirmó Marcelina Sabjin, integrante de la comunidad de Macalajau.
Luego de un año de intenso trabajo el proyecto “Piloto de huertas de autoconsumo familiar y comunitarias en Centroamérica” se implementó y se consolida con éxito gracias a la sinergia generada entre distintas instituciones especializadas. Hoy, con sus huertos frondosos las familias de Macalajau notan el cambio positivo con la convicción de que su esfuerzo ha dado frutos.
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En el siguiente enlace es posible ver un video sobre el proyecto:
https://www.youtube.com/watch?v=3eCMuwY2WXo